Tras la superación de la idea del arte por el arte, la actividad artística se ha convertido en catalizadora efectiva de las inquietudes de la sociedad. Según el filósofo francés Michel Foucault, “la muerte del sujeto” implica que el hombre deja de ser el centro de la realidad, donde tradicionalmente le había posicionado el pensamiento, para situarse dentro de una estructura social y política. Es ahí donde me sitúo como artista, en el ámbito del compromiso social. Procedente de Tánger, ciudad que más sufrió las consecuencias de los Años de Plomo de Marruecos, a día de hoy me considero un artista expatriado, forzado a abandonar mi país debido a la precaria situación socio-económica y a la falta de derechos básicos. De ahí tal vez que el arte se haya convertido para mi en un vehículo de concienciación ciudadana capaz de modificar la percepción del mundo.